Esterilización forzada en Chile
Francisca, una joven chilena,
describe el día en que nació su único hijo como el peor y a la vez el mejor día
de su vida. El mejor—por
obvias razones y el peor—por razones aterradoras y difíciles de
imaginar. Mientras que el médico en el Hospital Curicó le estaba realizando una
cesaría para el nacimiento de su bebé, también la esterilizó sin informarla y
sin solicitar su consentimiento por ser VIH positiva.
,“Esta noticia me dejó fría. No pude entender
por qué lo habían hecho y cómo lo hicieron sin mi consentimiento,” recuerda
Francisca. “Varios días después llegué del hospital a mi casa llena de alegría
por el nacimiento de mi hermoso hijo, pero al mismo tiempo sentí una profunda
pérdida de confianza y seguridad en mí misma.”
Aunque
Francisca nunca logró recuperarse completamente de este episodio violento, desde
entonces se ha dedicado a buscar justicia por más de una década. Ella denunció
al cirujano que la esterilizó, pero las investigaciones presentaron
irregularidades y fue el expediente fue archivado. Desde entonces, el Centro de
Derechos Reproductivos y Vivo Positivo, una organización de SIDA/VIH chilena, presentaron
el caso de Francisca ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH).
La CIDH monitorea el cumplimiento de las obligaciones internacionales
asumidas por los ,Estados que han
ratificado los acuerdos regionales en materia de derechos humanos, incluyendo
la Convención Americana sobre Derechos Humanos y la Convención para Prevenir,
Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer—de las cuales el Estado de Chile
hace parte.
Este mes— cinco años después de que el caso fuera archivado por la
justicia chilena— la CIDH marcará un hito histórico cuando analice el primer
caso en la región americana-conocido como F.S. v. Chile, que aborda los
derechos sexuales y reproductivos de las mujeres que viven con VIH. ,
,“La admisibilidad del caso de
F.S. es un gran paso hacia adelante en cuanto al reconocimiento de los derechos
reproductivos a la luz de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, ya
que posiciona ante la CIDH el tema de la esterilización forzada como
consecuencia de la condición de VIH,” afirma Mónica Arango, Directora Regional
para América Latina y el Caribe del Centro de Derechos Reproductivos. Una
decisión favorable podría responsabilizar al Estado chileno por ignorar su
obligación de respetar, proteger y cumplir con los derechos reproductivos de
las mujeres que son VIH positivas.
También como
otras mujeres que son VIH positivas, es estado de Francisca se descubrió
durante el primer trimestre de su embarazo mientras le realizaban un examen
prenatal de rutina. Con esa noticia tan abrumadora ella asumió que su
diagnóstico era una sentencia de muerte.
En el país de
Francisca, Chile, hay muchos estigmas e ideas equivocadas sobre el VIH. A
Francisca sus doctores no le ofrecieron información sobre cómo cuidarse durante
su embarazo o las posibilidades de llevar a cabo una vida relativamente normal
a pesar de su situación.
Afortunadamente,
una enfermera mencionó a Francisca que tenía una buena probabilidad de que él
bebe naciera sano, si ella tomaba medicamentos. Esta pequeña esperanza cimentó
el compromiso de Francisca a hacer todo lo posible para evitar transmitir el
VIH a su hijo mediante la obtención de atención prenatal, terapia
antiretroviral , y programación del parto
por cesaría. Francisca espero el día de su cesaría con mucho temor pero también
con emoción.
Ahí fue donde lo impensable ocurrió. Aunque Francisca tuvo un bebe
saludable, la decisión del cirujano de realizar una ligadura de trompas-mientras
ella estaba sedada- se tradujo en que ella no podrá tener más hijos. Francisca
no estaba de acuerdo con este procedimiento y ni siquiera le habían informado
sobre esta medida que la cambiaría la vida para siempre. Ningún médico jamás
había hablado con ella sobre la posibilidad de realizar esta cirugía.
Lamentablemente, la experiencia de
Francisca no es un hecho aislado. En Chile, de acuerdo a un estudio realizado
por el Centro y por Vivo Positivo en el 2004, de las 23 mujeres esterilizadas
después de enterarse que tenían VIH, el 50% de ellas no otorgó su
consentimiento o fueron presionadas para realizar la esterilización. La
discriminación contra las mujeres con VIH es una práctica extendida por toda
América Latina, donde las pacientes que buscan servicios de salud reproductiva
son frecuentemente rechazadas por su condición personas con VIH y son
reprendidas por los profesionales de salud por haber quedado embrazadas.
Como Arango declara, “la admisibilidad del caso coloca a Francisca un
paso más cerca a acceder a la justicia.”
La voluntad de la CIDH a enfrentar estos prejuicios en el ámbito
internacional marca un cambio importante. Sin embargo mucho queda por hacer
para proteger la dignidad y autonomía de las millones de mujeres en el mundo
quienes, como Francisca, son particularmente vulnerables a la discriminación y
violaciones de derechos humanos como resultado de vivir con VIH.