En el nombre de Alyne: una victoria histórica de los derechos humanos
Alyne da Silva Pimentel tendría hoy 37 años de edad si el Estado de Brasil hubiera cumplido con su obligación de proteger sus derechos humanos fundamentales.
Por el contrario, por ser pobre y Afro-brasilera, Alyne murió en 2002 después de que le hubiera sido negada atención médica básica para tratar complicaciones derivadas de su embarazo. Tenía sólo 28 años de edad, y su muerte era totalmente evitable.
Aunque nada puede revertir el destino de Alyne, una decisión histórica dictada hoy por el Comité de las Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer significa que finalmente se ha hecho justicia para la madre de Alyne y su hija -y las mujeres en todo el mundo se beneficiarán de la sentencia que se dictó en su nombre.
El Centro de Derechos Reproductivos ha estado luchando por Alyne y su familia durante más de 8 años. El caso que presentamos en su nombre es el primer caso de mortalidad materna que es decidido por un organismo internacional de derechos humanos, y la importancia de esta decisión es enorme –establece que los Estados tienen una obligación de derechos humanos de garantizar que todas las mujeres en sus países -independientemente de sus ingresos u origen racial- tengan acceso a servicios oportunos, no discriminatorios y adecuados de salud materna.
El mensaje para los Estados en todo el mundo no podría ser más claro: el acceso a servicios de salud reproductiva de calidad durante el embarazo es un derecho fundamental-y los Estados que no protejan este derecho serán responsabilizados por ello.
Lamentablemente, la historia de Alyne es una entre miles en Brasil, y en todo el mundo, en que a las mujeres se les niega, y en algunos casos rechaza, atención médica básica de calidad para el tratamiento de complicaciones comunes del embarazo. Las incontables vidas perdidas innecesariamente como resultado de esta situación, implica que la victoria de hoy sólo puede ser considerada como agridulce.
Pero hoy se marca el comienzo de una nueva era. Los Estados ya no podrán ignorar los derechos fundamentales de mujeres como Alyne, sin ser estrictamente responsabilizados.