Comisión de la Verdad de Colombia reconoce las violencias reproductivas y recomienda no asperjar glifosato
Es la primera vez en la historia que una comisión se ocupa de estas violencias basadas en género que atentan contra la autonomía reproductiva. El informe concluyó que en el conflicto armado hubo prácticas forzadas de abortos, esterilizaciones y anticoncepciones que afectaron a las mujeres y niñas. Una de las conclusiones del informe es que el Estado debería abstenerse de asperjar con glifosato, por sus nocivos efectos para la salud reproductiva.
(Comunicado de prensa) Por primera vez en la historia de las comisiones para el esclarecimiento de la verdad, se reconoce la ocurrencia de formas de violencia reproductiva. El informe de la Comisión de la Verdad de Colombia, en su capítulo de Mujeres y LGBTIQ+, da cuenta de que, en el marco del conflicto, hubo prácticas de violencia reproductiva y que eso afectó de manera desproporcionada a niñas y mujeres en zonas rurales.
Como organización de la sociedad civil, el Centro de Derechos Reproductivos aportó dos informes a la Comisión de la Verdad de Colombia para entender cómo la guerra afectó de manera diferenciada a las mujeres y niñas. El primero, titulado ‘Una radiografía sobre la Violencia Reproductiva contra mujeres y niñas en el conflicto armado colombiano’, concluyó que todos los actores armados ilegales, así como algunos miembros de la Fuerza Pública, ejercieron violencias reproductivas sobre niñas, jóvenes y mujeres; con prácticas que incluyeron anticoncepciones forzadas, esterilizaciones forzadas, embarazos por violación, maternidades forzadas, abortos forzados y otras violencias que de forma directa o indirecta afectaron la autonomía reproductiva.
“La maternidad será deseada o no será. Así que si una mujer escogió tener hijos como parte de su proyecto de vida, no debió ser sometida a acciones forzadas sobre su cuerpo por parte de ningún actor del conflicto, incluido el Estado. Es preocupante que en algunos casos se configuró violencia institucional por la denegación de la interrupción voluntaria del embarazo, en el contexto del conflicto armado, y que, principalmente, esa violencia fue ejercida por personas a cargo de la provisión de servicios de salud”, explica Catalina Martínez Coral, directora regional del Centro de Derechos Reproductivos.
El segundo informe, llamado ‘Salud reproductiva y glifosato en el contexto del conflicto armado’, da cuenta de los impactos negativos que las aspersiones con glifosato tuvieron en la salud reproductiva de las mujeres que residían en las zonas rurales, a partir de evidencia científica. Entre los principales hallazgos están las afectaciones en la fertilidad, abortos involuntarios, efectos perinatales y efectos transgeneracionales (es decir, efectos nocivos del glifosato en segundas generaciones que afectan el rendimiento reproductivo).
“En el futuro, como una de las más importantes medidas de no repetición, el Gobierno Nacional debería aplicar el principio de precaución y en consecuencia nunca retomar las aspersiones con glifosato. Los derechos reproductivos son derechos humanos y solo se cumplirán si se respeta la autonomía de todas”, detalla Cristina Rosero, asesora legal del Centro de Derechos Reproductivos.
Los derechos reproductivos han sido reconocidos como derechos humanos, estos paulatinamente han ampliado su esfera de protección en el Derecho internacional de los derechos humanos y en ordenamientos jurídicos nacionales. En ese sentido, los derechos reproductivos deben ser garantizados por los Estados incluso en situaciones de conflicto, lo cual incluye garantizar el acceso efectivo a la información y servicios de salud sexual y reproductiva durante su ocurrencia.
Estos reconocimientos hacen parte de las responsabilidades internacionales de los Estados que les obligan a prevenir, investigar, castigar y reparar de forma integral formas de violencia basada en el género que afecte la autonomía reproductiva durante los conflictos armados, incluyendo reparaciones transformadoras que contribuyan a superar la situación de discriminación histórica que afecta a niñas, jóvenes, mujeres y sujetos feminizados. El capítulo presentado al respecto por la Comisión resume brevemente los principales estándares aplicables a la violencia reproductiva en los conflictos.
El Centro de Derechos Reproductivos reconoce y destaca el trabajo de la Comisión de la Verdad de Colombia en cumplimiento a su mandato. Se trata de un esfuerzo sin precedentes por parte del Estado Colombiano que busca el esclarecimiento de los patrones y causas explicativas del conflicto armado interno para satisfacer los derechos de las víctimas, promover el reconocimiento de lo que sucedió y sentar bases para la reconciliación y la no repetición.
El Centro de Derechos Reproductivos manifiesta desde ya su sólido compromiso de respaldo y acompañamiento al Estado colombiano para implementar las recomendaciones que ha emitido la Comisión.
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